Presentación de SweeperBike en el Palacio de Congresos Europa en Vitoria-Gasteiz

Posted on 28 octubre, 2015

Reportaje extraído del Periódico de Álava, Viernes 16 de Octubre de 2015.

En Vitoria ya no sólo se aprovecha la movilidad eléctrica de dos y tres ruedas para crear servicios ‘green’ de mensajería o de transporte de personas. Ahora, se reinventa para llegar a nuevos ámbitos. Tres aventureros han creado la ecobarredora, única en el mundo.

A los vitorianos les gusta el tranvía, el urbano y la bicicleta. Cada vez más. Pero para que una ciudad adquiera un compromiso real con la movilidad sostenible, no basta con que los trayectos de sus vecinos sean eficientes y verdes. Hace falta, también, que aquellos que protagonizan las empresas locales se suban al carro. A uno que no sea contaminante. Y es ahí, en esa urgente necesidad de cristalizar una cadena logística y de servicios limpia de principio a fin, donde los triciclos eléctricos de carga han llegado al mercado para jugar un papel clave. Vehículos que, poco a poco, están pasando a formar parte de nuestro paisaje urbano de la mano de alguna que otra empresa de mensajería, de reparto de mercancías o de transporte de personas. Y eso está muy bien. Pero sigue sin ser suficiente. Porque se puede hacer más. Y precisamente en Gasteiz un grupo de empresas acaba de marcar un hito al fijarse en un ámbito novedoso, el de la limpieza viaria, y desarrollar la primera barredora del mundo que funciona con motor eléctrico y a pedales.

El desafío empezó hace tres años, cuando Eusebio Puebla, propietario de la compañía alavesa Promociones y Obras Urroz, comenzó a preguntarse cómo se podría evitar la rotura de tantísimas baldosas provocada por los vehículos de limpieza. “Los ayuntamientos plantean una serie de exigencias en los contratos de urbanización de la vía pública. ¿Pero cómo no van a deteriorarse las aceras en poco tiempo si pasan por encima máquinas de 2.500 kilos de peso?”. Con esa reflexión se puso en contacto con Alfonso Pérez, Premio Joven Empresario de Álava 2011 y dueño de Cetial, una fábrica de cepillos para escobas y barredoras que opera a todo trapo en el polígono industrial de Jundiz. Se entendieron al instante y al siguiente pestañeo ya estaban manos a la obra. La ilusión no flaqueó ni cuando los resultados de los primeros prototipos no fueron los esperados. Contrataron a otra ingeniería, LGM, para rediseñar el proyecto. Y tras un año y medio de trabajo y tres embriones después, al fin ha visto la luz la ecobarredora SB 1000. “La definitiva”, subraya Puebla, con indisimulada satisfacción.

Y porque no son de fácil conformar, por el camino estos socios aprovecharon para desarrollar otros cinco vehículos eléctricos polivalentes destinados a servicios de remolque, transporte de paquetería, portaobjetos y, dentro también del ámbito de la limpieza viaria, con cubo y con bolsa de basura. Son los sweeperbikes: triciclos con características mejoradas, eficientes, limpios, con una más que aceptable autonomía energética, que han salido al mercado con muy buenos resultados. “Estamos contentos. Hemos vendido en Getxo, Alcorcón, Sevilla, Córdoba, Alicante….”, enumeran los socios. Pero ahora, lo que les tiene concentrados es su ecobarredora. No hay otra en el mundo y creen firmemente en ella. Y esa convicción es la que transmitieron ayer en el Palacio Europa. Vitoria fue la ciudad escogida para la presentación pública de este singular vehículo, en una cita con decenas de empresas locales y distintos representantes institucionales.

Pero no sólo estuvieron los de casa en el encuentro. El acto se emitió vía streaming porque, aunque ayer fuera la puesta de largo, ya hay grandes compañías al otro lado del charco, “Colombia, Brasil…”, que conocen el invento y que están interesadas en él. La ecobarredora made in Gasteiz cien por cien, está destinada a la limpieza en vías urbanas, pero también en industrias y recintos de gran superficie (instalaciones feriales y de congresos, aeropuertos…). Tiene una potencia de hasta 3.000 vatios, una autonomía de hasta ocho horas y de 24 cíclicas ininterrumpidas con un segundo juego de baterías y el tiempo de carga dura apenas entre dos y cuatro horas. Innovación al máximo nivel para que el producto funcione bien y, casi más importante, “sea amable y respetuoso con las personas”. Las quejas ciudadanas por el avasallador ruido de las barredoras son el pan de cada día en ciudades acostumbradas a la tranquilidad y estos empresarios tienen claro que no habría por qué aguantar esa intromisión, tan típica de las primerísimas horas de la mañana.

“No puede ser que a las siete pase por la calle una máquina que emite 170 decibelios”, comparte Puebla, para luego volver a hablar del motivo que inició toda esta aventura. “Las barredoras tradicionales van apisonando las aceras, los bordillos… Es normal que al final se deterioren, con el peligro que eso conlleva”, advierte. Y luego está el problema que mucha gente percibe: que no limpian demasiado bien para lo caras que resultan. Un matiz, el del dinero, que la ecobarredora tiene en cuenta en estos tiempos de vacas flacas. Según sus inventores, la adquisición se amortiza más rápidamente que en los vehículos tradicionales porque el coste de mantenimiento es infinitamente menor: dos euros al día frente a los 170 de los otros. Por eso, confían en que Gasteiz demuestre por qué un día fue Capital Verde Europea y la pruebe. “Bilbao y San Sebastián han dado su visto bueno para que probemos la ecobarredora. Nos encantaría que Vitoria también lo hiciera”, apuntillan. Y si la acompañara de los triciclos con la bolsa y el cubo, entonces sería el remate.

Porque algo está claro: la movilidad eléctrica de dos y tres ruedas ha dado pasos de gigante en los últimos años. Puebla la suele comparar con los teléfonos móviles inteligentes, más conocidos por su anglicismo, smartphones. Al principio estaban al alcance de pocos y trabajaban a baja velocidad. Ahora son un producto de consumo masivo, devoradores de aplicaciones y tremendamente rápidos. “Lo mismo ha pasado en este sector. Las baterías son cada vez más potentes, los motores mejores y las posibilidades tremendas”, defiende. Y no lo dice sólo por vender, porque en Vitoria existen ejemplos de pequeños empresarios que hace ya unos años apostaron por nuevos modelos de negocios cimentados en pequeños vehículos eléctricos. Gente que transporta carga y a personas con pedaleo facilón. Que no se ha arrepentido, al menos todavía, de haber arriesgado.

Una de esas apuestas es Enbizi. Un servicio green de mensajería y paquetería que llevan mano a mano Gustavo Seoane y Oier Iñigo desde noviembre de 2009 para llenar el hueco que no cubren empresas como Seur. Su particular flota se compone de dos enormes bicicletas de carga, dos más de recorridos medios y otras dos de ciclocross para cuando han de salir a los polígonos industriales. El gimnasio, claro, lo tienen asegurado, aunque lo mismo afrontan meses con sobrecarga de trabajo que otros pasan casi en blanco. Son las dificultades intrínsecas de un negocio novedoso, como bien lo sabe Frank Schlimgem, el hombre que hace tres años introdujo en las calles de Vitoria los bicitaxis. Mucha gente le dijo que no funcionarían, pero al menos consiguió cumplir con dos objetivos prioritarios: enseñar a la gente que este transporte es eficaz y contratar a personas con limitaciones para acceder al mercado laboral.

Una sociedad más sostenible es también una sociedad más justa. Y sólo por eso, cualquier aventura empresarial sostenida en ese principio merece la pena. La de Adbikers tiene un poco de todo lo anterior y otras cosas. Además de ofrecer sus pequeños vehículos eléctricos como soporte de comunicación, efectivo, joven, fresco, no invasivo y respetuoso con el medio ambiente, organiza tours turísticos, servicios de boda y lo que se preste, e imparte cursos de formación. Los hay tanto de mecánica de mantenimiento como de circulación vehicular, una propuesta que también forma parte de los servicios de algunos talleres de la ciudad y del propio Ayuntamiento de Vitoria. Al final, se trata de cerrar el bucle con acciones que ayuden a que la movilidad verde impregne todos los ámbitos. De nada serviría ir en bici al trabajo si el resto de la ciudad sigue moviéndose y operando en su ola de polución. Hay que barrerla.

Link del reportaje.


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